sábado, 12 de enero de 2013

Grabación magnética en rocas (I/II)

Las rocas tienen una memoria magnética que puede durar millones o incluso miles de millones de años. El secreto de esa longevidad se halla en las altas temperaturas (cerca de su temperatura de Curie) a la que los minerales son expuestos mientras se enfrían en presencia del campo magnético de la Tierra, así como al efecto estabilizador del propio proceso de enfriamiento. Esta memoria se denomina magnetización termorremanente (TRM por sus siglas en inglés). Se trata de una magnetización mucho más resistente a campos posteriores que la que se produce cuando se aplican campos a temperaturas ambiente, que es la que tiene lugar, por ejemplo, en el disco duro de un ordenador y con la que todos estamos familiarizados. No obstante, una pequeña fracción de la TRM responde al campo de la Tierra y lo graba durante sucesos de calentamiento posteriores, como el enterramiento de las rocas durante la creación de una montaña o en la subducción de placas.

Existe una ciencia que usa el magnetismo de las rocas para registrar los cambios en el campo magnético de la Tierra y el movimiento de los continentes: el paleomagnetismo. Podemos considerar su comienzo en 1899, cuando Giuseppe Folgheraiter observó que cerámicas de diferentes épocas mostraban un gran desplazamiento (más de 60°) en la dirección del campo terrestre a lo largo de un periodo de siete siglos. Folgheraiter fue el primero que comparó TRM producida en un laboratorio con la TRM antigua para intentar determinar la intensidad del paleocampo de la Tierra. Sin embargo, no llegó a ningún resultado positivo.
Magnetic recording

Fue por los años cincuenta cuando los científicos se dieron cuenta de que los aparentes cambios en la dirección del campo magnético terrestre podrían deberse más bien al movimiento de los continentes en relación a los polos magnéticos de la Tierra, como ya propuso Alfred Wegener años antes. Esta hipótesis fue la que impulsó la investigación que posteriormente llevó al descubrimiento de la tectónica de placas, el motor que mueve los continentes y océanos.

En el próximo artículo podremos conocer un poco más de los comienzos de estas investigaciones.
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Fuente:
http://www.physicstoday.org/resource/1/phtoad/v65/i6/p31_s1

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